El delfinario que está dentro de Aquapark, parque acuático de Tenerife, es el único
centro en España que ofrece la delfinoterapia. Lleva ocho años ofreciendo ayuda a
todo aquel que lo solicite de una forma totalmente altruista y hasta el momento han
atendido a unos 3.500 pacientes con todo tipo de problemas: autismo, síndrome de
Down, ansiedad, problemas sociales, etc.
En este delfinario se realizan tres modalidades de terapias: regladas, ocasionales y
para adultos. Las primeras están orientadas a los residentes en Tenerife y están
organizadas por la Asociación Orobal que establece visitas durante todo el año salvo
en verano. Las segundas se llevan a cabo en la época estival y acogen a niños de
cualquier lugar del mundo. Por último, las terceras están enfocadas como refuerzo
positivo para personas que presentan problemas de adaptación social. El tiempo
dedicado a cada sesión es de unos 30 minutos. La lista de espera para conseguir una
sesión ocasional es de tres años. Por este motivo José Luis Barbero, director del
delfinario, aclara que “no hay que aferrarse únicamente a esta terapia ya que hay
otras que ofrecen buenos resultados. La única diferencia que ofrecen estas sesiones
– con respecto a las que emplean otros animales – es que se realizan en el agua y que
los delfines son muy sociables. Trabajando 15 días con un niño – muchos padres
organizan sus vacaciones para que su hijo pueda asistir durante ese período a la
terapia – pocas cosas se consiguen, pero sí podemos marcar unas pautas de trabajo
que pueden utilizar posteriormente los especialistas de sus lugares habituales de
residencia”.
Los padres deben hacer un informe diario de cada sesión y grabarla en vídeo para
que posteriormente su médico pueda observar qué actitud ha mejorado y qué
problemas pueden solucionarse con el tratamiento habitual.
“Cada niño es un mundo”, explica Barbero, “por eso no podemos decir qué se va a
conseguir con estas sesiones. No queremos dar falsas esperanzas, nosotros no
ganamos nada con esto, no pretendemos que la familia se ilusione pensando que
esta terapia puede curar a su hijo”. No obstante, este profesional dice que es una
opción muy bien acogida tanto por padres como por niños. El agua y los delfines
facilitan mucho las cosas, no se toma como una sesión sino como un juego y eso ya
mejora en gran medida los pequeños logros que puedan alcanzarse en cada caso.